Jesucristo prometió a Pedro que sobre él edificaría su Iglesia (". – . edificaré mi Iglesia Mt. 16, 18), no sus Iglesias. Expresa su deseo de que todos los hombres formen "un solo rebaño bajo un solo pastor" (Jn, 10, 16), y manifiesta que "Todo reino dividido sí mismo, será desolado" (Mt. 12, 25).

viernes, 21 de septiembre de 2012

Tragedias del fin del mundo


Suicidios colectivos, desastres en las finanzas personales, mutilaciones físicas y decepciones:
tristes secuelas de una pésima interpretación de la Biblia


El 24 de mayo de 2012 una joven madre de veintitrés años mutiló a su hijo de cinco años después de varios días de oración y ayuno para evitar el fin del mundo, que esperaban para el 28 de mayo de 2012, a la una de la tarde, y que llegaría mediante un fuerte terremoto.

He aquí algunas reflexiones sobre este asunto.

Fundamentalismo
A mediados del siglo XIX inició un nuevo tipo de protestantismo que se caracteriza, entre otras cosas, por un acercamiento fundamentalista a la Sagrada Escritura.
Entre sus creencias básicas destacan el inminente regreso de Cristo, la proximidad del fin del mundo y la llegada del rapto y la gran tribulación.
Desde que William Miller (1782-1844) iniciara el movimiento adventista (el 22 de octubre de 1844), sus ideas básicas se han diseminado en la pléyade de grupos proselitistas, de forma tal que estos grupos han anunciado, con una tenacidad digna de mejor causa, la proximidad del fin del mundo, convirtiéndola en una exitosa estrategia de proselitismo religioso.

Adventistas
Tras mucho leer la Biblia y de inspirarse, en 1832 William Miller llegó a la conclusión de que en 1843 el mundo se acabaría y un día tuvo la visión en la que le concretaron la fecha: el 20 de marzo de ese año a media noche. A medida que se acercaba la fecha, las calles de Boston se convirtieron en un manicomio: unos se emborrachaban, otros confesaban sus pecados y otros corrían de un lugar a otro esperando el gran fogonazo, mientras los más desesperados optaron por suicidarse. Al no realizarse tal predicción estableció otra fecha: el 22 de octubre de 1844.

Testigos de Jehová
Así han hecho también los testigos de Jehová, han anunciado de manera equívoca la segunda venida del “Hijo de Dios”. Russell aseguró primero que sería en el año 1874 (El arpa de Dios, Ed. 1954, Págs. 239-242); después cambió la fecha para 1914 (La Atalaya, 15 de enero de 1892). Por su parte, el juez Rutherford lo hizo para 1925 (Millones que ahora viven no morirán jamás, Ed. 1921, pág. 88); y para ello, mandó a construir una enorme mansión en San Diego (California), llamada “la casa de los príncipes” para cuando resucitarán los patriarcas del Antiguo Testamento.
Pero al ver que esto no sucedió, se fue él mismo a vivir allí hasta su muerte ocurrida en el año de 1942. Por último, su tercer presidente Nathan H. Knorr, le encomendó la misión a su vice-presidente, Frederick W. Franz (quien luego sería el cuarto presidente), quien la profetizó para el año 1975 (Vida eterna en la libertad de los hijos de Dios, Ed. 1966). Hoy en día, no se atreven a especificar otra fecha por temor a caer en la misma encrucijada, aunque dieron indicios de que podría ser en 1984, 1994, 2000 y ahora apuntan hacia 2034.
Hay que recordar que, conforme se acercaba el año 1975, muchos testigos de Jehová comenzaron a renunciar a sus trabajos (y a renunciar a sus jubilaciones) para dedicar más tiempo al ministerio de puerta en puerta. Muchos vendieron sus casas y negocios, cobraron sus pólizas de seguros de vida, rechazaron la educación universitaria para ellos mismos y sus hijos, e incluso postergaron tratamientos médicos o dentales no urgentes, con la esperanza de “el fin.”
Todas estas acciones fueron encomendadas por la Sociedad Watchtower y aclamadas por la organización como “buenos ejemplos” de lo que deberían ser los testigos de Jehová “fieles” (cfr. La Atalaya, 15 de agosto, 1969, pág. 491, ¡Despertad!, 22 de agosto, 1969, pág. 15 y Ministerio del Reino, julio de 1974, pág. 3).

Iglesias evangélicas
Los grupos evangélicos con impronta pentecostal tampoco han estado exentos de esta prédica catastrofista. La han difundido en sus campañas evangelísticas y hasta han producido películas con esta temática, sembrando esperanza y deseos de conversión, pero también temor, inseguridad y profundas decepciones entre sus feligreses.

Iglesia Luz Verdadera de Cristo
La Iglesia Luz Verdadera de Cristo se hizo famosa mundialmente por una predicción errónea del Retorno de Cristo en 1970. Muchos de sus miembros abandonaron todo lo que tenían a la espera de la inminente llegada del Señor.

88 razones por las que el Rapto ocurrirá en 1988
El libro “88 razones por las que el Rapto ocurrirá en 1988” fue lanzado a la venta meses antes del anticipado evento. Vendió miles y miles de copias. No importó lo limitado del tiempo que el autor tuvo para hacer publicidad a su libro. La histeria popular se encargó de hacerlo el más popular en días. Entre el 11 y 13 de septiembre iglesias evangélicas enteras estaban a la espera de ser llevados al cielo en un “abrir y cerrar de ojos”. Había gente que se medía las espaldas para saber cuán grandes serían las alas que el Señor les colocaría.

Harold Camping y Family Radio
El anuncio de que el mundo se acabaría el 21 de mayo de 2011, realizado por Harold Camping, presidente de Family Radio, un grupo cristiano de Estados Unidos, terminó siendo una “tragedia”, pero económica, para miles de personas.
El mensaje apocalíptico de Camping tuvo eco en todo el mundo y en cuestión de horas se convirtió en uno de los temas más comentados en internet. Mucha gente alcanzó a inquietarse. Varios seguidores del movimiento renunciaron a sus trabajos, gastaron altas sumas de dinero despidiéndose de los suyos e invirtieron miles de dólares para apoyar carteles y avisos publicitarios que advertían a los demás sobre el “inminente” fin del mundo. Por ejemplo, se instalaron decenas de vallas en carreteras de Estados Unidos y Canadá. Esto a pesar de que Camping había ya predicho el regreso de Cristo para el 6 de septiembre de 1994. No contento con esto, al fallar su predicción para el 21 de mayo de 2011, lo pospuso para el 21 de octubre de ese mismo año.

Suicidios colectivos
El 18 de noviembre de 1978, 913 estadounidenses miembros de la secta Templo del Pueblo murieron colectivamente tomando cianuro en la jungla de Guyana, cerca de la frontera con Venezuela. Si lo hicieron forzada o voluntariamente, nunca se supo.
El drama de Jonestown (como se llamó la granja fundada por el reverendo Jim Jones), que seguirá siendo un misterio, no disuadió otros suicidios colectivos. En Estados Unidos, más de 80 miembros de la secta de los davidianos murieron en 1993 en el incendio, aparentemente voluntario, de su granja en Waco (Texas), que la policía había tomado por asalto. En Suiza y Québec, en octubre de 1994, dos grupos de miembros de la Orden del Templo Solar, en total 53 personas, también fueron encontrados muertos, antes de otro suicidio colectivo de la Orden del Templo Solar, en 1995 en Francia. El suicidio colectivo más reciente es el de los 39 adeptos de la Puerta del Paraíso, en marzo de 1997, en California.

Mutilación ocular para evitar el fin del mundo
Carmen Ríos García, una mexicana de veintitrés años, dejó ciego a su hijo de cinco años al sacarle los ojos el pasado 24 de mayo de 2012. Se manejaron diversas hipótesis: ritual satánico, rito en honor a la Santa Muerte o de la santería, etc. Según pasaron las horas, se fueron sabiendo más detalles, que proporcionó la prensa mexicana. A continuación, lo publicado por el diario Milenio. “¡Se acabó! ¡Es el fin del mundo!”, exclamó Carmen, de 23 años, y pidió a sus familiares que cerraran los ojos, y entre rezos e implorando a Dios, con sus manos le extrajo los ojos a su hijo Fernando, de 5 años, y además en varias ocasiones le mordió el rostro, el cuello y otras partes de su cuerpo.
Este hecho de fanatismo religioso ocurrió en Nezahualcóyotl, Estado de México; sin embargo, el secretario de Seguridad Ciudadana, Salvador Neme, reveló que la mujer y otros siete familiares declararon ante el Ministerio Público que se trató de un ritual satánico, en el que decidieron quitarle los ojos al menor para “evitar un terremoto de grandes magnitudes”, manejándolo como una hipótesis.
De acuerdo con agentes que participaron en la detención, “al momento en que los policías municipales y ministeriales ingresaron al domicilio advirtieron que se encontraban personas cercanas a un menor y una de ellas decía ‘¡vamos a matarlo para sacarle el demonio, hay que evitar el terremoto para salvar este mundo terrenal!’”, mientras los demás rezaban y decían palabras incoherentes, complementó Neme.
Los hechos ocurrieron en la casa ubicada en manzana 34 lote 5 de la calle Graciano Sánchez, colonia San Agustín Atlapulco, y de acuerdo con los vecinos de la familia, ésta decidió encerrarse en su domicilio desde el pasado 20 de mayo. “El lunes, como a las 5:00 horas, cuando me iba por la leche de mis hijas, escuché que rezaban en el cuarto de su azotea; otra vecina encendió su estéreo y le subió todo el volumen para no escucharlos”, narró una vecina a condición de no revelar su nombre.
“Ellos eran muy tranquilos, decían que eran cristianos, y comentaban que estaba por llegar el fin del mundo, que se iban a encerrar en su casa porque ahí se sentían seguros”, comentó otro vecino. El día 24, los habitantes de la calle Graciano Sánchez volvieron a tener noticias de sus vecinos, aproximadamente a las 7:45 horas. “Uno de ellos salió gritando de la casa pidiendo que le ayudáramos, que estaban matando a uno de los niños”.

Conclusión
La mala interpretación de la Biblia ha causado muchos desastres, no sólo en el campo doctrinal, multiplicando las divisiones entre los discípulos de Cristo. También ha afectado la vida concreta de muchas personas. Es una prueba más de lo equivocado que estaba Martín Lutero (1483–1546) al proponer la libre interpretación privada de la Biblia y al rechazar el Magisterio de la Iglesia.
El mismo Lutero, ya en el 1525, tuvo que lamentar la triste situación que se había creado desde el principio a causa de la interpretación privada de la Escritura. Afirmó:

«Hay tantas sectas y creencias como cabezas. Aquel miembro no quiere tener nada que ver con el bautismo; otro niega el Sacramento; un tercero cree que hay otro mundo entre este y el Último Día. Algunos enseñan que Cristo no es Dios; unos dicen esto, otros aquello. Si un rústico, por rudo que sea, sueña o se imagina alguna cosa, ya se cree que ha oído el susurro del Espíritu Santo, y se cree que él mismo es un profeta» (Grisar, Lutero IV, 386ss).

¡Cuánta alegría tenemos los católicos al contar con el Magisterio de la Iglesia! La Iglesia Católica, al contrario, fiel al dato revelado, ha reconocido siempre en los sucesores de los apóstoles (2 Pe 1, 20-21; 3, 15-16). los encargados de dar una interpretación autorizada y auténtica de la Palabra de Dios. Por eso, se ha mantenido siempre unida y ha podido evitar todas las aberraciones presentes en campo protestante.

El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este Magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer.

Es evidente, por tanto, que la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el designio sapientísimo de Dios, están entrelazados y unidos de tal forma que no tiene consistencia el uno sin el otro, y que, juntos, cada uno a su modo, bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas (Dei Verbum 10).

¿CUAL ES LA IGLESIA QUE CRISTO FUNDO?


 

PREGUNTA 

Sr. Martín Zavala. Soy Católico pero yo pienso que da lo mismo estar en cualquier Iglesia porque todas son iguales y si hablan de Dios son buenas, creo que por eso muchos se cambian de Iglesia. ¿Estoy bien o dígame si estoy en un error?




RESPUESTA

Gracias por tu pregunta pues es algo que muchas veces se escucha decir. Vayamos explicando con calma todas tus inquietudes:

Introducción. En temas anteriores aprendimos que la Sagrada Escritura enseña que Jesús había establecido su Iglesia y que ésta permanecería hasta el fin. Hoy analizaremos y responderemos a la pregunta lógica de todo esto: ¿ Cuál es entonces la Iglesia que Él fundó? y ¿Da lo mismo estar en cualquier Iglesia?

Como cristiano, al ser discípulo de Cristo, estoy obligado a buscar su voluntad y a proclamarla. Actualmente existen más de 20,000 sectas y no todos pueden tener la verdad, ni todos pueden tener la razón, ni todos pueden ser la Iglesia que Cristo fundó.

Veamos entonces cuáles son las razones u opiniones que algunos dan para "decir" que ellos son esa Iglesia o que eso no les interesa. Después veremos porqué estamos convencidos de que la Iglesia que Cristo fundó y en donde se encuentra la plenitud de los medios de salvación es la Católica. Bienvenido:



1.- El Truco De Los Nombres. 

Tenga la seguridad que más de una vez lo va a oír - o ya lo escuchó - la idea que algunas sectas manejan diciendo: Nosotros somos la Iglesia de Cristo porque 'nuestro nombre está en la Biblia' e inmediatamente agregan: búsquelo usted mismo y en su Biblia verá que ahí Jesús habla de nosotros cuando dice que somos "la Luz del mundo" y ese es el nombre de nuestra Iglesia, por lo tanto, nosotros somos la Iglesia de Cristo.

Un truco muy similar a este, lo hacen "la Iglesia de Cristo"; los "nazarenos"; "seguidores del camino"; los "Testigos de Jehová"; los "cristianos" y otros más que andan por ahí.

Vaya manera de razonar de algunos… ahora resulta que cualquier grupo religioso inventado hace unos días busca "un nombre bíblico" y sale afirmando que son la Iglesia verdadera. Es como si a nuestra casa llegara un señor y nos dijera: "présteme por favor mil dólares, soy el famoso Michael Jackson - así me llamo yo, Miguel Jackson- pero soy el verdadero artista porque tengo el mismo nombre". Así de infantil es el pseudo-argumento de las sectas y lo peor del caso es que hay personas ingenuas que lo creen y lo van repitiendo.

Más adelante va a salir otra secta afirmando ser la verdadera Iglesia y sacará el pasaje donde dice Jesús: "Ustedes son sal de la tierra", su grupo se llamará "Iglesia sal de la tierra" y sus miembros se llamarán los 'salados' de los penúltimos días. Ni modo, siempre habrá gente "más viva" que vive a expensas de los no tan "vivos". Por algo Jesús nos dijo:

"Sean astutos como serpientes y mansos como palomas". Mt 10,16 



2.- El Sentir Bonito no es sinónimo de estar en la verdad.

Este es el común denominador de las sectas religiosas de línea pentecostal. Sus frases preferidas son: "Aquí en esta Iglesia sí siento la presencia de Dios"; "desde que dejé la Iglesia católica y estoy en esta otra, siento más a Jesucristo en mi vida"; "esta es la iglesia verdadera porque aquí se siente la presencia del Espíritu Santo en el corazón"… Actualmente para muchas personas lo importante es sentir, lo demás no importa o es secundario. Confunden la verdad, con el sentimiento. Después de unos meses que les pasó la novedad se cambian a otra Iglesia donde vuelven a sentir.

Es la Iglesia de los 'sentidos'. El emocionalismo en su máximo esplendor. Si sienten bonito con los Mormones se hacen mormones, si sienten con los espiritistas se van a ese grupo y si se sienten bien en un grupo esotérico allá van a parar. Para mucha gente la verdad está en la emoción.

Al parecer ya se les olvidó que Nuestro Señor Jesucristo no sintió bonito cuando estaba en la cruz. Basta recordar su expresión en la cruz cuando grita: "Dios mío, Dios Mío por qué me has abandonado". El mismo Jesús dijo: "El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mc 8,34). La Cruz no es señal de sentir bonito. Así que si alguien busca con sinceridad estar en la Iglesia de Cristo, el criterio de identificarla por el sentimiento es de lo más anti-cristiano.



3.- Una Iglesia espiritual y visible al mismo tiempo. 

Hay un tercer grupo de hermanos evangélicos que a la hora de hablar sobre la importancia de estar en la Iglesia de Cristo simplemente dicen que eso no importa, ni interesa, que lo importante es reconocer a Cristo como Señor y salvador personal, porque las Iglesias no salvan. Con esta idea las sectas actuales se convierten en 'nietas de Lutero', pues es una de las ideas fundamentales que él manejo. En realidad no es tan fácil como lo dicen, ni es cierto que la Iglesia sea puramente invisible o espiritual. La Iglesia es visible e invisible, humana y divina, espiritual y corporal al mismo tiempo.(Ti 3,10;1 Cor 12,13; Lc 10,16;Heb 10,25) Hablar de una Iglesia puramente invisible es un pretexto para que cualquiera funde la suya.

La Biblia y la historia nos demostrará ahora, cuál es la Iglesia que Él fundó.



4.- La Iglesia que Cristo fundó es la Católica. 

Esta es la gran verdad que hay que gritar por todos los medios. Lo del truco de los nombres, el sentir bonito y lo de la Iglesia invisible son trampas que las sectas manejan como «cortinas de humo» para distraer de la verdad irrefutable acerca de la Iglesia Católica como la Iglesia que Cristo fundó. Estamos totalmente seguros de eso por tres razones: 

1.- Por la Biblia 

2.- Por la Historia 

3.- Por la sucesión apostólica

Por la Biblia hemos visto y comprobado que Cristo fundó una sola Iglesia(Mt 16,18) y que esa Iglesia durará hasta el fin del mundo(Mt 28,20). La consecuencia lógica de eso es que hoy en día debe de estar. Nuestra tarea consistirá en encontrar de entra todas a la verdadera. Al hacer esto, veremos cómo la historia y la sucesión apostólica, nos mostrarán que la única Iglesia que viene desde el tiempo de Cristo es la Católica. Vayamos a la historia, e investigemos en ella, para saber cuál es la Iglesia que viene desde el tiempo de Cristo. Si no viene de ese tiempo, cualquier cosa que digan tiene poco valor.

Si preguntamos a un mormón, un testigo de Jehová o a un evangélico que nos digan el nombre de uno solo de sus miembros en el año 1500, simplemente ninguno de ellos podrá contestar porque no existían. La verdad es que la mayoría de las iglesias protestantes y de las sectas religiosas tienen 100, 300 ó 400 años que se fundaron. Por lo tanto, no pueden ser la Iglesia que Cristo fundó. Podrán decir que tienen un templo más grande; más canales de televisión;un coro más bonito y que regalan mucho queso amarillo... pero lo que estamos buscando es la Iglesia de Cristo, la que viene desde el año 33 y por supuesto que no es ninguna de ellas.

Echémosle un vistazo a la historia y veamos cuando se fundaron algunas sectas, grupos religiosos e Iglesias protestantes:

Nombre Fecha Fundador

Luteranos 1521 Martín Lutero

Presbiterianos 1560 John Knox 

Calvinistas 1533 Juan Calvino 

Anglicanos 1534 Enrique VIII 

Rosacruces 1614 Valentín Andrea 

Metodistas 1791 John Wesley 

Ejército de Salvación 1878 William Booth 

Ciencia cristiana 1879 Mary Baker 

Iglesia de la Unificación 1954 Sun Myung Moon 

Testigos de Jehová 1876 Charles Russell 

Mormones 1830 Jose Smith 

Bautistas 1611 John Smith 

Asamblea de Dios 1915 Varios

Evangelicos 1916 Iglesias Varias(Panamá) 

Sabatistas 1863 Hellen G. White 

Luz del Mundo 1926 Joaquín Aaron 

Pentecostales 1901 Varios 

Iglesia Universal 1970 Edir Macedo



En cambio hay miles y miles de datos, personajes y concilios, que nos pueden mostrar que la Iglesia Católica viene desde el tiempo de Jesucristo. Veamos algunos de ellos por poner algunos ejemplos de los más significativos:

Año Hecho o personaje Iglesia

2002 Juan Pablo II Católica 

1875 Concilio Vaticano I Católica 

1545 Concilio de Trento Católica 

1220 San Francisco de Asís Católico 

710 San Adrián de Canterbury Católico 

430 San Agustín de Hipona Católico 

397 Concilio de Cártago Católica 

318 San Cirilo de Jerusalén Obispo católico

290 San Antonio Abad Católico 

240 San Cipriano Obispo católico 

177 San Ireneo de Lyon Obispo católico 

90 San Ignacio de Antioquía Obispo católico

Todos ellos eran Católicos que creían en la Eucaristía; En el Papa; En la Virgen María y en la comunión de los santos. De esta manera nos podemos remontar hasta el tiempo de Jesucristo. Por eso podemos decir:

Fecha Fundador Iglesia 

33 Jesucristo Católica

San Ignacio de Antioquía es uno de los primeros en usar la palabra «católico» en el año 100 aproximadamente. Eso lo dijo en la carta que escribió a Esmirna. Al principio, la Iglesia tenía varios nombres: 

*Seguidores del camino, en Hech 19 

*Nazarenos, en Hech 24,5 

*Cristianos, en Hech 11,23 

*Iglesia de Cristo, en Hech 20,28

Y muchos otros. A los pocos años, el nombre que se fue usando y quedando más, fue el de católicos. Como decía un padre de la Iglesia: «Mi nombre es cristiano y mi apellido es católico». Por la historia pudimos comprobar que venimos desde el tiempo de Cristo. Católico significa universal.

Veamos ahora el tercer camino para confirmar que la Iglesia que Cristo fundó es la Católica. Primero vimos la Biblia, después la historia y en tercer lugar veamos la sucesión apostólica. Esto significa que siempre ha habido un sucesor de la Apóstoles. Desde Pedro hasta Juan Pablo II. 265 Papas. El primero fue Pedro, después siguió Lino, luego Anacleto, Clemente, Evaristo etc. hasta llegar a Juan Pablo II.

Ninguna de las sectas religiosas puede decir algo parecido. Si uno empieza a investigar quién es su jefe actual y quién estuvo antes, nunca llegarán hasta el tiempo de Cristo, pues ni existían. A veces ni siquiera se sabe quién es el jefe o pastor principal actual de ellos, menos el de hace siglos.

Desde PEDRO hasta JUAN PABLO II han habido 265 obispos de Roma. Puedes mirarlos de uno por uno:




1. San Pedro +67
2. San Lino 67-79
3. San Anacleto 79-90
4. San Clemente 90-99
5. San Evaristo 99-107
6. San Alejandro 107-115
7. San Sixto I 115-125
8. San Telésforo 125-136
9. San Higinio 136-140
10. San Pío I 140-155
11. San Aniceto 155-166
12. San Sotero 166-175
13. San Eleuterio 175-189
14. San Victor I 189-199
15. San Ceferino 199-217
16. San Calixto I, 217-222
17. San Urbano I, 222-230
18. San Ponciano, 230-235
19. San Antero, 235-236
20. San Fabián, 236-250
21. San Cornelio, 251-253
22. San Lucio I, 253-254
23. San Esteban I, 254-257
24. San Sixto II, 257-258
25. San Dionicio, 259-268
26. San Felix I, 269-274
27. San Eutiquiano, 275-283
28. San Cayo, 283-296
29. San Marcelino, 296-304
30. San Marcelo I, 307-308
31. San Eusebio, 308
32. San Melquiades, 310-314
33. San Silvestre, 314-335
34. San Marcos, 336
35. San Julio I, 337-352
36. San Liberio, 352-366
37. San Dámaso I, 366-384
38. San Ciricio, 384-398
39. San Anastacio I, 398-401
40. San Inocencio I, 401-417
41. San Zósimo, 417-418
42. San Bonifacio I, 418-422
43. San Celestino I, 422-431
44. San Sixto III, 432-440
45. San León I (Magno), 440-461
46. San Hilario, 461-468
47. San Simplicio, 468-483
48. San Felix II, 483-492
49. San Gelasio I, 492-496
50. San Anastacio II, 496-498
51. San Simmaco, 498-514
52. San Ormisdas, 514-523
53. San Juan I, 523-526
54. San Felix III, 526-530
55. San Bonifacio II, 530-532
56. San Juan II, 532-535
57. San Agapito, 535-536
58. San Silverio, 536-537
59. Vigilio, 537-555
60. Pelagio I, 556-560
61. Juan III, 560-573
62. Benedicto I, 574-5
63. Pelagio II, 578-590
64. San Gregorio I (Magno), 590-604
65. Sabiniano, 604-606
66. Bonifacio III, 607
67. San Bonifacio IV, 608-615
68. San Adeodato, 615-618
69. Bonifacio V, 619-625
70. Honorio I, 625-638
71. Severiano, 640
72. Juan IV, 640-642
73. Teodoro I, 642-649
74. San Martín I, 649-655
75. San Eugenio I, 655-657
76. San Bitalino, 657-672
77. Adeodato, 672-676
78. Domno, 676-678
79. San Agatón. 678-681
80. San León II, 681-683
81. San Benedicto II, 684-685
82. Juan V, 685-686
83. Canon, 686-687
84. San Sergio I, 687-701
85. San Juan VI, 701-705
86. San Juan VII, 705-707
87. San Sisinio, 708
88. Constantino I, 708-715
89. San Gregorio II, 715-731
90. San Gregorio III, 731-741
91. San Zacarías, 741-752
92. Esteban II, 752-757
93. San Pablo I, 757-767
94. Esteban III, 768-772
95. Adriano I, 772-795
96. León III, 795-816
97. Esteban IV, 816-817
98. San Pascual I, 817-824
99. Eugenio II, 824-827
100. Valentín, 827
101. Gregorio IV, 827-844
102. Sergio II, 844-847
103. San León IV, 847-855
104. Benedicto III, 855-858
105. Nicolás I, 858-867
106. Adriano II, 867-872
107. Juan VIII, 872-882
108. Mario I, 882-884
109. Adriano III, 884-885
110. Esteban V, 885-891
111. Formoso, 891-896
112. Bonifacio VI, 896
113. Esteban VI, 896-897
114. Romano, 897
115. Teodoro II, 897
116. Juan IX, 898-900
117. Benedicto IV, 900-903
118. León V, 903
119. Cristóbal, 903-904
120. Segio III, 904-911
121. Anastacio III, 911-913
122. Landón, 913-914
123. Juan X. 914-928
124. León VI, 928-929
125. Esteban VII, 929-931
126. Juan XI, 931-935
127. León VII, 935-939
128. Esteban VIII, 939-942
129. Marino II, 942-946
130. Agapito II, 946-955
131. Juan XII, 955-963
132. León VIII, 963-964 

133. Benedicto V, 964
134. Juan XIII, 965-972
135. Benedicto VI, 973-974
136. Benedicto VII, 974-983
137. Juan XIV, 983-984
138. Bonifacio VIII, 984-985
139. Juan XV, 985-996
140. Gregorio V, 996-999
141. Silvestre II, 999-1003
142. Juan XVII, 1003
143. Juan XVIII, 1003-1009
144. Sergio IV, 1009-1012
145. Benedicto VIII, 1012-1024
146. Juan XIX, 1024-1032
147. Benedicto IX, 1032-1044
148. Silvestre III. 1045
149. Gregorio VI, 1045-1046
150. Clemente II, 1046-1047
151. Dámaso II, 1048
152. San León IX, 1048-1054
153. Victor II, 1054-1057
154. Esteban IX, 1057-1058
155. Benedicto X, 1058-1059
156. Nicolás II, 1059-1061
157. Alejandro II, 1061-1073
158. San Gregorio VII, 1073-1085
159. Victor III, 1086-1087
160. Urbano II, 1088-1099
161. Pascual II, 1099-1118
162. Gelacio II, 1118-1119
163. Calixto II, 1119-1124
164. Honorio II, 1124-1130
165. Inocencio II, 1130-1143
166. Celestino II, 1143-1144
167. Lucio, 1144-1145
168. Eugenio III, 1145-1153
169. Anastacio 1153-1154
170. Adriano IV, 1154-1159
171. Alejandro III, 1159-1181
172. Lucio III, 1181-1185
173. Urbano III, 1185-1187
174. Gregorio IX, 1187
175. Clemente III, 1187-1191
176. Celestino III, 1191-1198
177. Inocencio III, 1198-1216
178. Honorio III, 1216-1227
179. Gregorio X, 1227-1241
180. Celestino IV, 1241
181. Inocencio IV, 1243-1254
182. Alejandro IV, 1254-1261
183. Urbano IV, 1261-1264
184. Clemente IV, 1265-1268
185. San Gregorio XI, 1271-1276
186. Inocencio V, 1276
187. Adriano V, 1276
188. Juan XXI, 1276-1277
189. Nicolás III, 1277-1280
190. Martín V, 1281-1285
191. Honorio IV, 1285-1287
192. Nicolás IV, 1288-1292
193. San Celetino V, 1294
194. Bonifacio IV, 1294-1303
195. Benedicto XI, 1303-1304
196. Clemente V, 1305-1314
197. Juan XXII, 1316-1334
198. Benedicto XII, 1334-1342
199. Clemente VI, 1342-1352
200. Inocencio VI, 1352-1362
201. Urbano V, 1362-1370
202. Gregorio XII, 1370-1378
203. Urbano VI, 1378-1389
204. Bonifacio IX. 1389-1404
205. Inocencio VII, 1404-1046
206. Gregorio VIII, 1406-1415
207. Martín V, 1417-1431
208. Eugenio IV, 1431-1447
209. Nicolás V, 1447-1455
210. Calixto III, 1455-1458
211. Pío II, 1458-1464
212. Pablo II, 1464-1471
213. Sixto IV, 1471-1484
214. Inocencio VIII, 1484-1492
215. Alejandro VI, 1492-1503
216. Pío III, 1503
217. Julio II, 1503-1513
218. León X, 1513-1521
219. Adriano VI, 1522-1523
220. Clemente VII, 1523-1534
221. Pablo III, 1534-1549
222. Julio III, 1550-1555
223. Marcelo II, 1555
224. Pablo IV, 1555-1559
225. Pío IV, 1559-1565
226. San Pío V, 1566-1572
227. Gregorio XV, 1572-1585
228. Sixto V, 1585-1590
229. Urbano VII, 1590
230. Gregorio XV, 1590-1591
231. Inocencio IV, 1591
232. Clemente VIII, 1592-1605
233. León XI, 1605
234. Pablo V, 1605-1621
235. Gregorio XVI, 1621-1623
236. Urbano VIII, 1623-1644
237. Inocencio X, 1644-1655
238. Alejandro VII, 1655-1667
239. Clemente IX, 1667-1699
240. Clemente X, 1670-1676
241. Inocencio XI. 1676-1689
242. Alejandro VII, 1689-1691
243. Inocencio XII, 1691-1700
244. Clemente XI, 1700-1721
245. Inocencio XIII, 1721-1724
246. Benedicto XIII, 1724-1730
247. Clemente XII, 1730-1740
248. Benedicto XIV, 1740-1758
249. Clemente XIII, 1758-1769
250. Clemente XIV, 1769-1774
251. Pío VI, 1775-1799
252. Pío VII, 1800-1823
253. León XI, 1823-1829
254. Pío VIII, 1829-1830
255. Gregorio XVII, 1831-1846
256. Pío IX, 1846-1878
257. León XIII, 1878-1903
258. Pío X, 1903-1914
259. Benedicto XV, 1914-1922
260. Pío XI, 1922-1939
261. Pío XII, 1939-1958
262. Juan XXIII, 1958-1963
263. Pablo VI, 1963-1978
264. Juan Pablo I, 1978
265, Juan Pablo II, 1978 - 2005
266, Benedicto XVI 2005 ......


Es lógico que si Nuestro Señor Jesucristo escogió a Pedro para que fuera el pastor visible de su rebaño (Jn 21,15-17) alguien tendría que continuar con su misión, pues el Evangelio tiene que ser predicado por todo el mundo (Mc 16,15) hasta al final de los tiempos (Mt 28,18-20). Por este motivo, al morir el primer Papa (Pedro) hubo un sucesor que fue Lino y así sucesivamente hasta llegar al actual Papa: Juan Pablo II.

De esta manera, la Biblia, la Historia y la Sucesión Apostólica nos confirmaron que la Única Iglesia que Cristo fundó es la Católica. Esta es una gran verdad que hay que gritar por todos los medios y compartirla a todos cuanto podamos.

Por eso podemos decir: Católico Nací, católico moriré. No por tradición solamente, sino por convicción plena de estar en la Iglesia que Cristo fundó.

Asi que, ánimo hermano, y definitivamente no da lo mismo estar en cualquier Iglesia.

Si Jesucristo fundó su Iglesia: la Católica, no fue para dejarla como un adorno secundario en la vida del cristiano.

Buscarla y aceptarla es hacer su voluntad (Mt 7,15)



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La gran "apostasía" de la Iglesia


Por José Miguel Arráiz
Ramera de Babilonia
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Si bien hay notables diferencias entre las distintas denominaciones protestantes, todas sin excepción han abrazado la teoría de que la Iglesia se fue corrompiendo paulatinamente cuando tradiciones “humanas” y falsas enseñanzas fueron poco a poco infiltrándose en la Iglesia cristiana al punto de desplazar las verdades contenidas en la Escritura.
Es en esta situación donde Dios “decide” renovar la Iglesia refundándola en un nueva “Iglesia”, “grupo” u “organización que si es capaz de mantenerse fiel a la verdad, y no es casualidad que ellos afirmen ser ese grupo.
Así, estos grupos no piensan ser cismáticos o apóstatas porque su fundador ha salido de la Iglesia Católica o de algún otro grupo salido de ella, sino “reformadores”. Si salieron de la Iglesia fue porque esta se “corrompió”, y si salieron de otra denominación cristiana es porque este también se “corrompió”. Es en este contexto donde se hace necesario una y otra vez “refundar” la Iglesia convirtiéndose así el cisma en un círculo vicioso que degenera en las miles de sectas y denominaciones protestantes como las conocemos hoy y que continúa en continuo crecimiento.
Pero si bien todos estos grupos pueden estar de acuerdo en esto, hay diferencias incluso en el momento en que ellos afirman que la Iglesia comenzó a deslizarse hacia la apostasía. Algunos son partidarios de ubicar esta corrupción en la Edad Media, otros a raíz de que el emperador romano Constantino el Grande concedió libertad de culto en el Edicto de Milán, y los más osados señalan una fecha mucho más temprana llegando incluso a ubicar su comienzo con la muerte del último apóstol.
También hay diferencias en lo que ellos consideran “apostasía”. Para los adventistas por ejemplo, la apostasía comienza cuando la Iglesia deja de guardar el sábado como día del Señor y lo sustituye por el domingo. Para los testigos de Jehová comienza al abrazar doctrinas como la divinidad de Cristo y la Trinidad. Para los protestantes más tradicionales el argumento suele ser que la Iglesia olvidó que la salvación es “Solo por Fe” y se volvió pelagiana. Y así para cada denominación hay “algo” que la distingue sustancialmente de las otras y es la razón por la cual ellos -y no los otros- son la Iglesia “verdadera”. Por supuesto, todo esto condimentado con las típicas menciones a la inquisición, las cruzadas y la vida corrupta de algunos miembros del clero católico.
Pero aunque esta “teoría” pueda ser fácilmente digerida por personas con algún grado de sentimientos anticatólicos, o inclusive con falta de preparación bíblica o histórica, lo cierto es que dicha interpretación se da de tortas tanto con la Biblia como con la historia.

1. Se da tortas con la Biblia

Las puertas del infierno no prevalecen contra la Iglesia que es columna y fundamento de la verdad

Mucho de lo que sabemos de Jesús lo sabemos por medio del testimonio de la Escritura y es precisamente por ella que vemos a Jesús profetizando una y otra vez acontecimientos que estaban próximos a ocurrir, sin embargo, no solo no se puede encontrar ningún texto en la Escritura que analizado seriamente permita inferir ni que Jesús o los apóstoles pensaron que la Iglesia se corrompería al punto de deslizarse a una gran apostasía. Ocurre más bien lo contrario, toda la evidencia bíblica apunta en sentido contrario tal como veremos a continuación.
“Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” Mateo 16,18
En el pasaje anterior Jesús promete que las fuerzas del infierno no prevalecerían contra la Iglesia. Un protestante podría alegar que finalmente no prevalecerían porque vendría el fundador de su “iglesia” a reformarla y renovarla, pero no tiene mucho sentido interpretar estas palabras de esta manera, pues significaría que el mal prevaleció en la Iglesia por más de 16 siglos (en el caso de las sectas más recientes como testigos de Jehová, adventistas y mormones durante más de 18 siglos). ¿Cómo podría ocurrir esto a la Iglesia que la misma Biblia llama “columna y fundamento de la verdad?
“pero si tardo, para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad” 1 Timoteo 3,15
¿Cómo podría Cristo que prometió estar con su Iglesia todos los días hasta el fin del mundo permitir que la apostasía prevaleciera durante todos esos siglos en perjuicio de todas las personas que vivieron durante esa época?
Es Jesús mismo quien ora para que la fe de Pedro, a quien entrega las llaves del Reino de los cielos, no desfallezca:
“«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»” Lucas 22,31-32
Es a la Iglesia a quien Jesús promete que les enviaría el Espíritu Santo para guiarlos a la verdad completa:
“Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir.” Juan 16,13
¿Qué clase de guía hubiese sido una que solo duraría hasta que el último apóstol muriese? ¿Es sensato creer que el Espíritu Santo tomó unas “vacaciones por más de 1600 años hasta la venida de un tal Martín Lutero o Juan Calvino, por no mencionar líderes de sectas más recientes como Charles Rusell, Ellen White o José Smith?.
Si esto fuera así, en vano Jesús mandó a la Iglesia a bautizar a todas las naciones y a enseñarles a guardar todo lo que Él les enseño, pues hubiese sabido que les terminarían enseñando una falsa doctrina.
“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»” Mateo 28,19-20
Es la Iglesia Católica y no otra la que ha llevado el evangelio a todo el mundo. Y si algún grupo religioso intenta atribuirse la misma obra, bastará preguntársele donde estuvo los primeros 16 siglos de la historia cristiana.
Es precisamente al estudiar la Biblia que encontramos la clara intención de los apóstoles de que la enseñanza de la Iglesia se mantuviera incorrupta de generación en generación, y para ello la orden era encontrar hombres fieles capaces de instruir a otros:
“Tú, pues, hijo mío, mantente fuerte en la gracia de Cristo Jesús; y cuanto me has oído en presencia de muchos testigos confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez, de instruir a otros.” 2 Timoteo 2,1-2

Los malos cristianos dentro de la Iglesia – El trigo y la cizaña

Muchos de los protestantes que sostienen la teoría de la gran apostasía suelen citar en su favor la parábola del trigo y la cizaña, pues allí se dice que dentro de la Iglesia habría falsos cristianos:
“Otra parábola les propuso, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: “Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?” El les contestó: “Algún enemigo ha hecho esto.” Dícenle los siervos: “¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?” Díceles: “No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero."»” Mateo 13,24-30
Pero que hayan y habrán falsos cristianos en la Iglesia no implica que la Iglesia apostataría y su doctrina se corrompería. Es precisamente este uno de los textos que permite mostrarles a los protestantes su error, sobre todo si se lee la explicación de la parábola que luego Jesús da a sus apóstoles:
“Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.» El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga. Mateo 13,26-43
Obsérvese en primer lugar, que Jesús establece como un hecho que el trigo y la cizaña siempre estarán mezclados en la Iglesia. Siempre habrá mejores y peores cristianos.
Obsérvese en segundo lugar, que esto no es excusa para dividir la Iglesia, pues cuando dice uno de los ciervos que van a recoger la cizaña, el dueño de la siembra contesta que la dejen crecer juntas no sea que al arrancar la cizaña arranquen también el trigo. Ya sería en el juicio final cuando Jesús enviará a sus ángeles y separará uno de los otros.
Los mismos grupos protestantes que se dividen pensando fundar una Iglesia sin pecadores terminan descubriendo que dentro de ellos también hay pecadores, porque una Iglesia sin pecadores no existe.

Lo que distingue a estos falsos cristianos

Pero si estudiamos todavía más a fondo la Escritura encontraremos que esta identifica precisamente a estos falsos cristianos con aquellos que con una actitud cismática abandonaron la Iglesia a fundar la propia:
“Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora. Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros.” 1 Juan 2,18-19
El apóstol llega al extremo de llamar a los que abandonaron la Iglesia “anticristos” . No deja de resultar curioso que sectas como los testigos de Jehová, adventistas y mormones aplican esos textos a quienes abandonan sus filas, olvidando precisamente que sus respectivas denominaciones fueron fundadas por hombres que a su vez abandonaron sus antiguas denominaciones, cumpliéndose así el proverbio coloquial de “cachicamo diciéndole a morrocoy conchudo” . Ellos fueron cismáticos al abandonar la Iglesia fundada por Cristo, y luego tienen el tupé de acusar de cismáticos a quienes les abandonan a ellos.
En una ocasión hablando con un pastor protestante, este intentaba justificar las divisiones que aquejan al protestantismo alegando que eran beneficiosas porque había pluralidad y libertad de opiniones, pero la Escritura en cambio sostiene que son precisamente quienes dividen la Iglesia quienes carecen del Espíritu Santo:
“En cambio vosotros, queridos, acordaos de las predicciones de los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Ellos os decían: «Al fin de los tiempos aparecerán hombres sarcásticos que vivirán según sus propias pasiones impías.» Estos son los que crean divisiones, viven una vida sólo natural sin tener el espíritu.” Judas 1,17-19
Las divisiones son llamadas por el apóstol una “obra de la carne” al mismo nivel que las orgías, idolatrías, fornicaciones, etc.
“Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.” Gálatas 5,19-21
La orden dada a los cristianos era por el contrario mantener la unidad doctrinal: Un solo Señor, un solo bautismo y una sola fe:
Os ruego, hermanos, que os guardéis de los que suscitan divisiones y escándalos contra la doctrina que habéis aprendido; apartaos de ellos” Romanos 16,17
“Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio” 1 Corintios 1,10
Si el árbol se reconoce por su fruto, no puede ser el sistema protestante dividido hasta verse convertido en un monstruo de mil cabezas el legítimo representante de la Iglesia de Cristo. Se cumple así lo que había ya sido profetizado:
“Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas.” 2 Timoteo 4,3-4
Póngase a pensar la situación de hoy y compárela con lo que en ese texto se había profetizado:
1. Miles de denominaciones que alegan ser la única iglesia verdadera mientras califica al resto de heréticas.
2. Cada una con sus propios “maestros” que predica en base a su propio entendimiento de la Biblia.
3. Las doctrinas en algunos casos son propiamente fábulas que terminan afectando la vida de miles de personas: Y si no vea el continuo ridículo que sectas como adventistas y testigos de Jehová han hecho profetizando el fin del mundo, la resurrección de los patriarcas, el juicio investigador, la coronación de Cristo en Octubre de 1914 y cualquier cantidad de disparates que usted se pueda imaginar.

2. Se da tortas con la historia

Pero así como la teoría de la hipótesis de la gran apostasía de da de tortas con la Biblia, también se da de tortas con la historia. Quienes se animan a estudiar que creían aquellos que recibieron el evangelio directamente de sus apóstoles o sucesores se encuentran con la gran sorpresa de que los primeros cristianos profesaban doctrinas esencialmente iguales que las que profesan hoy los católicos.
Incluso aquellos que optan por la teoría de que la apostasía ocurrió luego de Constantino se encuentran con el problema de que no hay cambios sustanciales entre lo que creían los cristianos antes y después de su reinado.
La razón de que algunas sectas hayan ubicado la fecha de la apostasía en fechas tan tempranas como la muerte del último apóstol es que son incapaces de encontrar en un período de más de 1600 años un grupo de cristianos con cuyas doctrinas ellos puedan identificarse. No les queda otra alternativa que colocarles el saco de apóstatas, una actitud bastante arrogante, como si antes de ellos no hubo verdaderos cristianos.
Así, si uno de sus adeptos se llega a encontrar con algunos textos patrísticos primitivos (Las cartas de Ignacio de Antioquía quien fue discípulo de los apóstoles Pedro y Pablo, la epístola de Clemente, quien fue a su vez ordenado por el propio Pedro, etc.), y se llega a dar cuenta de que ya allí se puede observar como estos cristianos creían doctrinas que ellos hoy rechazan, ya estarán condicionados para pensar que esto ocurre porque eran apóstatas.
En pocas palabras, terminan haciéndoles creer que es más confiable la interpretación de las Escrituras del fundador de su organización, nacido miles de años después de Cristo, y que a su vez no conoció ni a Cristo ni a los apóstoles y se puso a leer la Biblia por cuenta propia, que la de aquellos que fueron enseñados por los propios apóstoles. Una forma de pensar a todas luces ilógica pero que el condicionamiento sectario logra imponer.
Si alguien les objeta alegarán que “Dios revela sus secretos a los humildes” y los oculta a los “soberbios”. Allí se ve la enorme “humidad” que tienen al colocarse ellos en el lugar de los humildes y colocar a los primeros cristianos como apóstatas y soberbios.
Le animo a comparar la fe de la Iglesia primitiva, inclusive siglos antes de Constantino con la que cree la Iglesia hoy y lo que creen estos grupos cismáticos:
No se deje engañar por estas ideologías que inducen a los cristianos a apartarse de la única Iglesia fundada por Jesús. No se puede negar que entre ellos hay cristianos que sinceramente creen estar en la verdad, pero son víctimas de un sistema que les ha engañado y les convierte a su vez en herramienta para captar más prosélitos que aumenten el número de sus adeptos.
Otros han sido tan contaminados con prejuicios que tienden a maximizar las cosas malas que escuchan de la Iglesia, en algunos casos llegando a propagar la leyenda negra, y al mismo tiempo son incapaces de reconocer lo bueno que es mucho (Ver Las buenas obras de la Iglesia Católica).



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