Jesucristo prometió a Pedro que sobre él edificaría su Iglesia (". – . edificaré mi Iglesia Mt. 16, 18), no sus Iglesias. Expresa su deseo de que todos los hombres formen "un solo rebaño bajo un solo pastor" (Jn, 10, 16), y manifiesta que "Todo reino dividido sí mismo, será desolado" (Mt. 12, 25).

lunes, 3 de diciembre de 2012

El Papa: «El fin de los tiempos no llegará hasta que sean derrotados todos los enemigos de Jesús»


"El tiempo de la segunda venida de Jesucristo, -dice Benedicto XVI- no es conocido, pero será el regreso glorioso al final de los tiempos".


El Pontífice recitó el Ángelus desde la ventana de su estudio que da a la Plaza San Pedro, ante algunos miles de fieles que se reunieron para escucharle. El Pontífice subrayó que el fin de los tiempos no llegará hasta que sean derrotados todos los enemigos de Jesús
El tiempo de la «segunda venida de Jesucristo», después de la encarnación, no es conocido, pero será el «regreso glorioso al final de los tiempos». 

La encarnación y el fin de los tiempos, explicó el Papa, son dos momentos complejos en la interpretación racional pues «cronológicamente son distantes -y no nos es dado saber cuánto-, en profundidad se tocan, porque con su muerte y resurrección Jesús ha realizado ya aquella transformación del hombre y del cosmos que es la meta final de la creación». Pero, subrayó el Papa, antes de que llegue el final, «es necesario que todos sus enemigos sean sometidos bajo sus pies». 

Se trata del plan de «salvación de Dios, que siempre está en acto» y que «requiere continuamente nuestra colaboración; y la Iglesia, que es como la Novia, la prometida Esposa del Cordero de Dios crucificado y resucitado (cfr Ap 21,9), en comunión con su Señor colabora en esta venida del Señor, en la que ya empieza su regreso glorioso». 

El Papa concluyó el Ángelus invocando la ayuda de la Virgen para guiar a los cristianos «para que el Dios que viene no nos encuentre cerrados o distraídos, sino que pueda, en cada uno de nosotros, extender un poco de su reino de amor, de justicia y de paz». 

Jesús, observó Benedicto XVI, «encarna de modo perfecto el espíritu del Adviento en su actitud de permanencia a la escucha de Dios, su deseo profundo de cumplir con su voluntad y de servicio al prójimo: "La Virgen María encarna perfectamente el espíritu del Adviento,hecho de la escucha de Dios, de deseo profundo de cumplir con su voluntad, de gozoso servicio hacia el prójimo. Dejémonos guiar por ella, para que el Dios que viene no nos encuentre cerrados o distraídos, sino que pueda, en cada uno de nosotros, extender un poco de su reino de amor, de justicia y de paz"». 

«Mañana se celebra el Día Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Toda persona, aun con sus límites físicos y mentales, aun graves, es siempre un valor inestimable, y como tal debe ser considerada. Aliento a las comunidades eclesiales a estar siempre atentas y abiertas hacia estos hermanos y hermanas. Exhorto a los legisladores y gobernantes a tutelar a las personas con discapacidad y a promover su participación plena en la sociedad», subrayó Benedicto XVI al final terminar la ceremonia.

Cada vez hay más ateos que han encontrado la fe tras leer a autores ateos que no ofrecen respuestas


El famoso teólogo y apologeta británico se refiere sobre todo a la obra de Richard Dawkins y Christopher Hitchens, que con respuestas superficiales a las grandes preguntas despiertan interés por lo espiritual.

Al parecer, el fenómeno de los nuevos ateos se está diluyendo en un mundo que reclama espiritualidad y respuestas. En la tierra de los grandes neo ateos Richard Dawkins y Christopher Hitchens, fallecido en diciembre de 2011, hay personas que se convierten al cristianismo después de haber profundizado en sus propuestas fieramente antirreligiosas. 

Es lo que cuenta el irlandés Alister McGrath – converso él también– en una reciente entrevista concedida al diario italiano Avvenire. McGrath, filósofo, científico, apologeta y prestigioso teólogo anglicano, es profesor del King’s College de Londres y presidente delOxford Centre of Christian Apologetics

La interacción entre la teología cristiana y las ciencias naturales ha sido un tema clave en su labor investigadora, como lo demuestran los tres volúmenes de su Teología Científica. Entre sus numerosos libros destacan Teología Cristiana, Dios y la evolución El Dios desconocido

Ha publicado recientemente dos volúmenes titulados Apologetas. Cómo ayudar a quien está en búsqueda y a los escépticos a encontrar la fe y Sorprendidos por el sentido. La ciencia, la fe y cómo dar significado a las cosas. 

Negaban la existencia Dios… y se encontraron con Él
“No hay duda de que el desarrollo del nuevo ateísmo ha traído un renovado interés cultural hacia Dios. En mis conversaciones y debates con los nuevos ateos, a menudo les he agradecido que hayan suscitado una nueva curiosidad por la religión, por Dios y por el sentido de la vida. Por otra parte, actualmente el nuevo ateísmo está perdiendo ya su carácter de novedad. Repiten simples eslóganes que cada vez se vuelven más simplistas, no son cuidadas afirmaciones de síntesis intelectual. Aquellos que una vez creíamos que el nuevo ateísmo ofrecía buenas respuestas a las grandes preguntas, hoy comprendemos que solo ofrece simples frases hechas que no satisfacen los interrogantes más profundos”, sostiene. 

“He hablado recientemente con un colega que está estudiando el caso de personas que se han convertido al cristianismo como resultado de su lectura de los libros del neoateo Richard Dawkins. Son personas que leyeron a Dawkins con la expectativa de encontrar en él sofisticadas respuestas a las grandes cuestiones de la vida, y sin embargo se encontraron con algo superficial e insuficiente. Pero su sed de verdad les llevó a continuar y finalmente hallaron la respuesta en el cristianismo”, explica el teólogo británico.
 
Alister McGrath cree que Dawkins presenta, simplemente, un nuevo fundamentalismo dogmático: el del ateísmo: “De hecho –asegura– su documental “The God Delusion” fue un gol en propia puerta monumental, porque convenció a muchos no creyentes de queel ateísmo es tan intolerante como lo peor que la religión puede ofrecer”.

Un ateísmo pasado de moda
“Algunos analistas culturales han argumentado que el ateísmo es la religión de la modernidad. Pero la llegada de la posmodernidad le ha quitado el puesto: el ateísmo ahora parece un poco pasado de moda, es la herencia ideológica de una generación anterior, muy marcada por el materialismo de origen marxista. En su lugar, la posmodernidad ha recuperado el interés por la espiritualidad. No tengo ni idea de hacia adónde nos llevará esta tendencia, pero ciertamente parece que nos aleja de un ateísmo que no es la única visión posible del mundo para una persona racional y pensante. La fe en Dios nos da motivos para examinar más de cerca el universo, y genera una matriz que alienta y facilita un compromiso con el mundo. Por supuesto, sé que esta conclusión será debatida, y lo asumo. Sigo siendo muy respetuoso con los ateos: creo que tengo mucho que aprender de ellos y de las preocupaciones que expresan. Pero yo ya no comparto su fe. O más bien, la falta de ella”, sostiene. 

Una afirmación, la del respeto recíproco entre ateos y creyentes, que encuentra su mejor ejemplo en la interesante entrevista que Richard Dawkins realizó a McGrath –por quien reconoce su afecto y admiración– en uno de sus documentales para la televisión británica. 

De la “arrogancia intelectual” a la fe
“Espiritualmente, Dios es el oxígeno de mi existencia”, reconoce McGrath, que explica de este modo su itinerario de conversión: “Creo en el Dios que se da a conocer a través de Jesús, es decir, un Dios personal que creo que me conoce como individuo, se preocupa por mí, y me inspira a vivir mi vida con un firme propósito y una profunda satisfacción en el servicio a los demás. Eso me sitúa dentro de los parámetros generosos del cristianismo. Pero no siempre he visto las cosas de esta manera. Cuando yo era joven y vivía en Belfast, Irlanda del Norte, durante la década de 1960, llegué a la idea de que Dios era una ilusión infantil, adecuado para las personas mayores, los intelectualmente débiles y los fraudulentos curas y religiosos. Admito que esta era una visión bastante arrogante, y que ahora encuentro un tanto embarazosa. Mi excusa patética para esta arrogancia intelectual es que mucha gente sentía lo mismo por aquel entonces. Mi generación recibió la idea de que la religión estaba en las últimas y que nos aguardaba un amanecer glorioso, con el ocaso de Dios a la vuelta de la esquina. Pero, tras mi paso por la universidad y mi doctorado en biología molecular, pronto me di cuenta de que mi hipótesis de la vinculación automática entre las ciencias naturales y el ateísmo era bastante ingenua y desinformada. Luego, la oportunidad de hablar con los cristianos sobre su fe me reveló que sabía relativamente poco acerca de su religión, la cual había llegado a conocer principalmente a través de las no muy precisas descripciones de sus principales críticos, incluyendo el británico Bertrand Russell y el filósofo social alemán Karl Marx”, recuerda. 

Falacias ilustradas
MacGrath sostiene que son muchas las falacias atribuidas a la religión desde que la Ilustración irrumpiera en el panorama intelectual europeo: “Muchos filósofos han expresado severas críticas hacia la Ilustración. El filósofo John Gray ha escrito mucho sobre sus contradicciones. Por ejemplo: la Ilustración sostenía que cuando se da razón a la religión, se pone en funcionamiento una de las mayores causas de violencia. Las guerras de religión en la Europa del siglo XVII –decían los racionalistas– eran consecuencia directa de los diversos credos religiosos. Si se aparta la fe, sostenían, también las guerras serán algo del pasado. Pero ha quedado demostrado que la primera y la segunda guerra mundial –los conflictos más destructivos que el mundo haya conocido jamás– no tenían nada que ver con la religión, sino con el nacionalismo y la economía, en el caso de la segunda, y con el totalitarismo, no importa si de derechas o de izquierdas”, sostiene. 

“Y añado algo más: creo que, efectivamente, la fe puede ser algo muy peligroso, pero tanto si uno cree en Dios como si no cree en Él. La fe puede inspirar a algunos a hacer cosas terribles, pero también lo hace la creencia de que deshacerse de la fe en Dios es necesario para la humanidad. He visto acciones maravillosas y deplorables en ambos lados. Habría que referirse más bien a las acciones de la naturaleza humana, no a la religión”, sostiene.

Una buena oportunidad para los cristianos
En Apologetas, McGrath sugiere a los cristianos “interactuar con las ideas de la cultura actual más que alejarse de ella” y está convencido de que hay aspectos de la modernidad que representan una oportunidad para el cristianismo. Sobre todo dos: los relatos y la imagen. Existe una nueva conciencia de la importancia de las narraciones como camino para explorar el sentido, más útiles que los argumentos. La mejor manera de responder a las preguntas es, a menudo, contar una historia en lugar de ofrecer argumentos puramente intelectuales". 

"El escritor C. S. Lewis fue un maestro en esto. Uno de los motivos por los cuales susCrónicas de Narnia tuvieron tanto éxito fue, precisamente, porque cuentan historias profundamente radicadas en la comprensión cristiana del mundo: esta visión resuena en la experiencia de la realidad que tienen muchas personas”, afirma McGrath, que está preparando para 2013 una nueva biografía del célebre escritor converso británico. 

Utilizar más la imagen...
El otro aspecto importante es el de la imagen. Hoy en día se da una renovada importancia a las imágenes, como, por ejemplo, en la publicidad en televisión. La Biblia y la tradición cristiana son ricas en imágenes, que pueden ser una especie de umbral para algunos temas clave de la fe cristiana. Por ejemplo, en vez de hablar con abstracción de la noción del “cuidado” de Dios por el hombre, podemos explorar la imagen de Dios como pastor, una imagen que puede recoger en sí los diferentes elementos de la visión cristiana de Dios: el concepto de que Dios nos acompaña en nuestro camino de la vida, que siempre está con nosotros, que no nos abandona, incluso cuando caminamos por las sombras del valle de la muerte”, concluye.

Él era pastor pentecostal; ella «ferozmente anticatólica»... la salud y Newman les cambiaron



Un día ella resopló, se separó del ordenador echándose para atrás y le dijo a su marido: ´¡Dios mío, vamos a tener que hacernos católicos!´.

En la conversión de Ken y Alliston no hay más elementos extraordinarios que su amor a la verdad y su conformidad a la voluntad de Dios.

"Mi marido creció muy a gusto como protestante, asistiendo a iglesias baptistas o congregacionalistas, y yo crecí ferozmente anticatólica, asistiendo a iglesias baptistas independientes o no denominacionales. Ambos estábamos convencidos de que todos los demás no eran realmente cristianos, en particular los católicos, a quienes considerábamos los más peligrosos porque creían que lo eran", recuerda Alliston en el testimonio recogido el 24 de noviembre en Catholic Sistas, que titula expresivamente como De la confusión cristiana a la claridad católica.

A gusto en el pentecostalismo
Tras su matrimonio, ella y Ken, marine, se trasladaron a Carolina del Norte, donde la iglesia que más les gustaba era de las Asambleas de Dios, una de las mayores organizaciones pentescostales: "La predicación era exaltada, los servicios largos y emotivos, y la música te llevaba desde las profundidades del llanto a las alturas de la danza. Era agotador y vigorizante".

Ken se fue involucrando más, se formó teológicamente y se convirtió en ministro de las Asambleas de Dios, pastor a tiempo parcial y predicador sustituto en sus dos últimos años en el Cuerpo. Tuvieron un niño, se trasladaron a Arkansas, y allí Ken empezó a trabajar en proyectos de rehabilitación de alcohólicos y drogadictos.

La enfermedad del pequeño que selló una etapa
Fue entonces cuando le diagnosticaron al pequeño fibrosis quística: "Comenzaron meses, incluso años, de infierno", sintentiza Allison. Y, sin embargo, fue el principio de su conversión.

¿Por qué? Las Asambleas de Dios se basan en las 16 Verdades Fundamentales, la duodécima de las cuales es: "La sanación divina es una parte integral del Evangelio. Laliberación de la enfermedad fue provista en la expiación y es un privilegio de todos los creyentes“.

"Suena genial, ¿verdad?", dice Alliston: "Pero ¿cómo sonaba esta ´verdad´ en nuestra vida real. He aquí algunas de las cosas que nos decían, que incluso nos gritaban". Y recuerda: "No lo aceptes. La enfermedad viene de Satanás. Quédate ante el altar hablando en lenguas hasta que obtengas la sanación. Basta con que creas que está curado. Si tienes fe, sucederá. Así está prometido".

"La otra cara de la moneda de esta espiritualidad marchita", continúa, "es que, cuando una sanación no ocurre, es que algo funciona mal en quienes rezan... en nosotros. Nuestra fe. Nuestra vida de oración. Nuestra confianza en Dios. Nuestro culto a Dios. Teníamos un pecado oculto. No amábamos a Dios lo suficiente. No amábamos a los demás lo suficiente. No cantábamos o no hablábamos en lenguas lo suficiente. Si la sanación es ´un privilegio de los creyentes´... entonces es que no éramos verdaderos creyentes".

Apacible vida protestante... si no hubiesen buscado la Verdad
Regresaron a Carolina del Norte a una pequeña comunidad rural donde Ken hacía de pastor, pero fue "aún peor", pues "si obviamente Ken no tenía la fe y el amor a su hijo suficientes para que el niño sanase, entonces no le querían dirigiéndoles y rezando por ellos". Tuvieron un segundo hijo, volvieron a Arkansas, pero aunque Ken ya había cumplido los cinco años de ministerio que permitían su ordenación, prefirió dimitir.

Se alejaron de las Asambleas de Dios, volvieron a la primitiva denominación evangélica en la que habían contraído matrimonio, Ken empezó a trabajar en el ámbito de la salud mental y la educación de adultos, tuvieron un tercer hijo -una niña- y empezaron "una apacible vida de respetables protestantes".

Él empezó a profundizar en el estudio de la autoridad en la Iglesia, y ella en el de las posturas ante el aborto de las distintas denominaciones: "De alguna forma -fue, por supuesto, el Espíritu Santo-", recuerda Alliston, "ambos acabamos estudiando las posiciones de la Iglesia católica sobre nuestros respectivos ámbitos de estudio".

Irritación
Decidieron investigar la pretensión de la Iglesia católica de haber sido fundada por Jesucristo mismo. Compraron "montones de libros": "Nos levantábamos temprano para leer y nos pasábamos las noches leyendo. Nos interrumpíamos uno al otro, excitados e irritados, porque yo sólo tenía un año de estudio de la Biblia, pero Ken tenía dos licenciaturas en seminarios fundamentalistas y estaba furioso al ver que los primeros cuatrocientos años de historia de la Iglesia habían sido ampliamente ignorados, y que de San Agustín y Santo Tomás de Aquino apenas le habían enseñado más que un par de breves citas. Alguien mentía".

Se compraron el Catecismo de la Iglesia Católica, así como libros de George Weigel y otros de apologética: "Estabamos sorprendidos, incluso chocados". 

"María como Nueva Arca de la Alianza, la comunión de los santos, la totalidad de las Escrituras, la Iglesia como fundamento de la verdad, y especialmente la Presencia Real... ¡mi brillante marido historiador y teólogo se enamoró!", exclama Alliston. Estudiaron las obras del Beato John Henry Newman, "que siguió la pista, siglo a siglo, de las verdades que los anticatólicos desdeñaban como creencias paganas procedentes de la corruptora influencia de Roma", comprobando que "se habían creído y practicado mucho antes de que el emperador Constantino legalizase el cristianismo, antes incluso de que se codificase el Nuevo Testamento".

"Ya somos católicos"
"Nos pusimos muy nerviosos", continúa la mujer de Ken: "Comprendimos que esto ya no era sólo un estudio interesante, sino una búsqueda de la Verdad. Empezamos a leer literatura anticatólica y manuales académicos para compensar, pero encontramos que cuando no confirmaban la historia de la Iglesia, la exponían descuidadamente o falsificaban sus enseñanzas".

"Una noche", concluye Alliston, "resoplé, eché la silla hacia atrás separándome del ordenador y le miré con ojos interrogantes: ´¡Dios mío, vamos a tener que hacernos católicos!´, le dije. ´Ya lo somos en nuestro corazón y en nuestra mente´, me contestó. Yo ya no estaba inquieta. Sólo pensaba en lo que íbamos a afrontar. Ken nunca volvería a predicar. Perderíamos la cómoda compañía de nuestra amable y pequeña iglesia. Tendríamos que explicar a los niños mayores, de 7 y 9 años, lo que habíamos aprendido y lo que teníamos que hacer. Nos trasladaríamos a un terreno eclesiástico con el que no estábamos familiarizados".

Y así lo hicieron: "Puesto que estábamos convencidos de que la Iglesia era el mecanismo de transmisión de la Verdad establecido por Nuestro Señor Jesucristo mismo, escribimos una carta a nuestro pastor y al consejo de la comunidad, dimitimos de nuestros cargos, informamos de nuestros planes y les agradecimos su amistad y compañerismo". 

"Luego llamamos a la unica iglesia católica del pueblo y concertamos una cita": así, sin alharacas ni grandilocuencia, con el sello de la autenticidad, concluye el testimonio de Allison.



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